Deseosas de contextualizar, en una sociedad posmoderna, la enseñanza bíblica con los complejos problemas del día a día, muchas iglesias han sustituido el verdadero discipulado por terapia de restauración y la formación teológica de los creyentes por simples charlas de psicología barata biblificada, que si bien resultan más o menos eficaces a la hora de paliar algunos conflictos y equilibrar ciertos traumas, nada tienen que ver con una verdadera formación integral de los creyentes encaminada a forjar un carácter cristiano de compromiso que les lleve a preguntarse: ¿qué haría Jesús en mi lugar? Como tan acertadamente explica el autor en su introducción, esta es: «La Gran Omisión denunciada tan certeramente por Dallas Willard, aquella que consiste en una profesión de fe para alcanzar el pasaporte al cielo, sin nunca llegar al compromiso del seguimiento de Cristo. Esto explica la frustración y decepción en muchos que no logran ver el efecto de la gracia en el carácter del cristiano, antes por el contrario una gran disparidad entre lo que se profesa y lo que se practica. La Gran Comisión de predicar el Evangelio a todo el mundo se convierte en parodia cuando se olvida el discipulado y el crecimiento de la vida en Cristo. La gran omisión de la Gran Comisión no es obediencia a Cristo, sino discipulado y aprendizaje de Él . Muchos pastores y autores se han centrado unilateralmente en los deberes del cristiano, en lo que él tiene que hacer por Dios: orar, alabar, estudiar la Biblia, ofrendar, dar testimonio, evangelizar, dejando en un segundo lugar el camino más excelente de lo que Dios ha hecho por él en su Hijo, que va mucho más allá del perdón de los pecados y la promesa de vida eterna». Este vacío en la formación de los creyentes es terreno abonado para todo tipo de lobos rapaces sedientos de apoderarse de la vida y hacienda de las almas, a las que encandilan con un evangelio de prosperidad y milagro fácil, donde la vida cristiana es un juego de toma y daca, y cada bendición tiene un precio establecido. Nada tiene, pues, de extraño, que a muchos nos hierva la sangre cuando escuchamos en boca de algunos evangelistas y predicadores, supuestamente evangélicos, declaraciones tan desvergonzadas sobre lo que Dios ofrece a cambio de una sustanciosa ofrenda para su ministerio, que harían enrojecer de vergüenza al mismísimo Tetzel y llevarían a Lutero, en el V Centenario de la Reforma, a plantearse seriamente la necesidad de una reforma de la Reforma. Necesitamos con urgencia materiales de calidad para la formación espiritual y teológica de los cristianos, libros que partiendo de la conversión su naturaleza y significado, y pasando por el nuevo nacimiento, expliquen claramente la conformación del carácter cristiano en Cristo, con las infinitas posibilidades morales y espirituales que ello supone. Y en este sentido, Alfonso Ropero da de lleno en el blanco. Como era de esperar en un lector de su calibre y profundo conocedor de la literatura cristiana de todas las épocas, no parte de cero, su trabajo surge de la lectura de un libro del predicador escocés John Macbeath, La vida de un cristiano, sobre el que ha construido el sólido armazón de la presente obra, ampliándolo con sólidas reflexiones actualizadas de cosecha propia y la aportación de material sacado de otras canteras de la teología y de la espiritualidad cristiana de todos los tiempos. El resultado es ciertamente excepcional. En ocho capítulos cubre todo el ámbito formativo. Partiendo de el origen de todo: Jesucristo, comienzo y fin, va desarrollando cada una de las distintas facetas de la vida cristiana: el llamado a la conversión, el nuevo nacimiento; la identidad cristiana; las características de la vida en Cristo; los recursos, medios y ayudas: lectura de la Biblia, oración, poder del Espíritu, apoyo de la comunidad; para concluir con los deberes prácticos y obligaciones sociales del cristiano: el cristiano en la adoración, el cristiano en el hogar, el cristiano en el trabajo, el cristiano en guerra espiritual. El contenido teológico es evidente en cada página y de ahí su valor formativo; pero el lenguaje es sencillo y asequible para cualquiera, aunque sus conocimientos sobre la fe cristiana sea de lo más exiguo, a lo que contribuyen las numerosas y amplias notas al pie aclarando cada término o concepto que pudiera crear dudas o resultar de difícil comprensión. Y su principal ventaja es que el contenido no es en absoluto denominacional, ni tan siquiera confesional, diría yo. Los fundamentos teológicos y las pautas de conducta que plantea para desarrollar y potenciar una vida del cristiano centrada en Cristo, son comunes a todos los cristianos en general, válidas y aplicables para cualquier creyente sea cual sea su afiliación eclesial. De lo que sí no cabe la menor duda es que quién lea estas páginas, saldrá fortalecido en su fe por una visión distinta, mucho más clara y razonada, acerca de en qué consiste la vida cristiana y en qué pilares se fundamenta.
CLIE
9788494462627

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